Sistemas estables e inestables
https://engineerdesistemas.blogspot.com/2013/10/sistemas-estables-e-inestables.html
Un análisis del sistema nos puede ayudar. Cualquier sistema complejo, sea social o ecológico, está formado por cientos de elementos (o actores) cada uno de los cuales posee sus propios objetivos. Cada elemento se comporta en base al estado de un número limitado de variables que son importantes para él, y que permanentemente compara con sus objetivos. Si existe una discrepancia entre el estado de estas variables y sus objetivos cada elemento actúa de una determinada forma para modificar el sistema. Usualmente cuanto mayor es esta discrepancia mayor es la actuación que lleva a cabo el elemento en el sistema.
La combinación de todas las acciones de todos los elementos que tratan de ajustar el sistema a sus objetivos conduce al sistema a una posición que no es la que ninguno de ellos quisiera, pero es aquella en la que todos los elementos encuentran una menor desviación entre los parámetros significativos para ellos y sus objetivos.
Este es el estado en el que solemos hallar los sistemas cuando nos acercamos a ellos, ya han hallado una posición de estabilidad. Si un sistema es inestable difícilmente lo podremos estudiar ya que se habrá deshecho antes de que podamos analizarlo. No obstante si estamos diseñando un sistema totalmente nuevo sí que deberemos preocuparnos de conocer si va a ser estable.
De igual manera si estamos diseñando un cambio en un sistema estable, deberemos de vigilar que no lo transformemos en uno inestable.
Ejemplos de sistemas que no se hallan en una situación óptima pero que perduran a lo largo de los años, es decir, son estables los podemos hallar en muchos ámbitos: Entre el Gobierno, los trabajadores y los empresarios producen la inflación que les perjudica a todos. Los países ricos y los pobres comercian sobre materias primas, cada uno de ellos con un objetivo político y económico diferente, aunque el resultado es una permanente inestabilidad de los precios.
Supongamos que el Gobierno interviene en el sistema con una política decidida que sitúa el estado del sistema donde él desea. Esto provocará grandes discrepancias entre los otros elementos del sistema, los cuales redoblarán sus esfuerzos hasta que, si tienen éxito, el sistema se sitúe muy cerca de la posición inicial, pero después de que cada elemento ha realizado un importante esfuerzo.
La forma más efectiva de actuar contra la resistencia natural del sistema es persuadir o conseguir una modificación de los objetivos de cada uno de los elementos, hacia el objetivo que nosotros deseamos dirigir el sistema. En este caso los esfuerzos de todos los elementos se dirigirán hacia el mismo objetivo y el esfuerzo será mínimo para todos ya que no deberán hacer frente a acciones en sentido contrario. Cuando se puede conseguir esto los resultados son espectaculares.
Los ejemplos más usuales de esto lo hallamos en las movilizaciones de las economías en caso de guerra, o la recuperación después de las guerras, o tras los desastres naturales. Un ejemplo no tan bélico lo hallamos en la política de natalidad de Suecia en la década de los 30, cuando la tasa de natalidad cayó por debajo de la tasa de sustitución natural.
El Gobierno valoró sus objetivos y los de la población cuidadosamente y encontró que podía existir un acuerdo sobre el principio de que lo importante no es el tamaño de la población sino su calidad. Cada hijo ha de ser deseado y querido, preferiblemente en una familia fuerte, estable, y con acceso a una excelente educación y cuidados sanitarios. El Gobierno y los ciudadanos suecos estaban de acuerdo con esta filosofía.
Las políticas que se implantaron incluían anticonceptivos y aborto, educación sexual y familiar, facilidad de divorciarse, cuidados ginecológicos gratuitos, ayudas a las familias con niños no con dinero sino con juguetes, ropas, etc., y un aumento de las inversiones en educación y sanidad. Algunas de estas políticas parecían extrañas en un país con una tasa de natalidad tan baja, pero fueron implementadas, y desde entonces la tasa de natalidad la aumentado, disminuido y vuelto a aumentar.
La combinación de todas las acciones de todos los elementos que tratan de ajustar el sistema a sus objetivos conduce al sistema a una posición que no es la que ninguno de ellos quisiera, pero es aquella en la que todos los elementos encuentran una menor desviación entre los parámetros significativos para ellos y sus objetivos.
Este es el estado en el que solemos hallar los sistemas cuando nos acercamos a ellos, ya han hallado una posición de estabilidad. Si un sistema es inestable difícilmente lo podremos estudiar ya que se habrá deshecho antes de que podamos analizarlo. No obstante si estamos diseñando un sistema totalmente nuevo sí que deberemos preocuparnos de conocer si va a ser estable.
De igual manera si estamos diseñando un cambio en un sistema estable, deberemos de vigilar que no lo transformemos en uno inestable.
Ejemplos de sistemas que no se hallan en una situación óptima pero que perduran a lo largo de los años, es decir, son estables los podemos hallar en muchos ámbitos: Entre el Gobierno, los trabajadores y los empresarios producen la inflación que les perjudica a todos. Los países ricos y los pobres comercian sobre materias primas, cada uno de ellos con un objetivo político y económico diferente, aunque el resultado es una permanente inestabilidad de los precios.
Supongamos que el Gobierno interviene en el sistema con una política decidida que sitúa el estado del sistema donde él desea. Esto provocará grandes discrepancias entre los otros elementos del sistema, los cuales redoblarán sus esfuerzos hasta que, si tienen éxito, el sistema se sitúe muy cerca de la posición inicial, pero después de que cada elemento ha realizado un importante esfuerzo.
La forma más efectiva de actuar contra la resistencia natural del sistema es persuadir o conseguir una modificación de los objetivos de cada uno de los elementos, hacia el objetivo que nosotros deseamos dirigir el sistema. En este caso los esfuerzos de todos los elementos se dirigirán hacia el mismo objetivo y el esfuerzo será mínimo para todos ya que no deberán hacer frente a acciones en sentido contrario. Cuando se puede conseguir esto los resultados son espectaculares.
Los ejemplos más usuales de esto lo hallamos en las movilizaciones de las economías en caso de guerra, o la recuperación después de las guerras, o tras los desastres naturales. Un ejemplo no tan bélico lo hallamos en la política de natalidad de Suecia en la década de los 30, cuando la tasa de natalidad cayó por debajo de la tasa de sustitución natural.
El Gobierno valoró sus objetivos y los de la población cuidadosamente y encontró que podía existir un acuerdo sobre el principio de que lo importante no es el tamaño de la población sino su calidad. Cada hijo ha de ser deseado y querido, preferiblemente en una familia fuerte, estable, y con acceso a una excelente educación y cuidados sanitarios. El Gobierno y los ciudadanos suecos estaban de acuerdo con esta filosofía.
Las políticas que se implantaron incluían anticonceptivos y aborto, educación sexual y familiar, facilidad de divorciarse, cuidados ginecológicos gratuitos, ayudas a las familias con niños no con dinero sino con juguetes, ropas, etc., y un aumento de las inversiones en educación y sanidad. Algunas de estas políticas parecían extrañas en un país con una tasa de natalidad tan baja, pero fueron implementadas, y desde entonces la tasa de natalidad la aumentado, disminuido y vuelto a aumentar.